Solo a los íntimos, los que buscan en secreto el rostro de Dios, les es mostrada su gloria.
Quizás nos tengamos la mejor canción, la mejor melodía, pero si el corazón que Dios busca que le adore. El tuyo y el mio para El depositar en nosotros su amor, su gracia, su poder, su favor y su unción.
Cuando le servimos, le adoramos y al adorarle contemplamos su majestad, su gloria misma, su hermosura. Entregamos nuestra alma en rendición y El se deleita en la alabanza de sus hijos.Cantamos de su santidad por lo que El es, el santo, el majestuoso, el poderoso, digno, único Dios verdadero, rey salvador, redentor y señor sobre cielo y tierra. Fuera de El no hay notro Dios. (Isaias 44:6-8)
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